martes, 19 de junio de 2012

Llegué al límite

Mi paciencia este último mes ha sido demasiado probada. Y yo no soy de hierro, como para decir: "Venga no llores". Poco a poco personas han ido agotando mi paciencia y castigado mis sentimientos. Tengo un límite como todo el mundo. Y sé que puedo soportar problemas peores y puedo seguir caminando. Pero está vez los problemas han venido uno a uno de golpe. Y puedo soportar tal vez una bala, pero no 10 balas de un tirón. He terminado agotada no solo físicamente si no mentalmente también. Soy buena, pero tampoco soy Teresa de Calcuta, y no me gusta que se aprovechen de ello. Puedo dar y tener en cuenta los sentimientos, pero llega un momento que me termino cansando de tener que mirar por todos y nadie más lo vea. Mantengo la cordura porque hay personas que realmente han estado ahí de una manera incondicional, y eso sí es estar de manera incondicional. Y no lo que muchos entendéis por ello. Gracias a esas personas, hoy estoy aquí. Ahora no estoy ni feliz, ni medianamente feliz. Pero si puedo sonreír es porque o todo esto se afronta con una sonrisa o terminaré alejandome de todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario